La Inteligencia Artificial (IA) se ha integrado en modelos de negocio con éxito -sobretodo en marcas que saben trabajarla-, transformando la forma en que nos comunicamos y conectamos con el mundo que nos rodea.
La interacción entre usuarios y marcas siempre se ha basado en la creatividad; esa motivación e impulso que necesitamos para conectarnos, y su objetivo es mejorar la experiencia del usuario. Una tríada de Inteligencia Artificial (IA), Creatividad y Experiencia del Usuario, tienen un rol esencial en los negocios y sus resultados.
Sin embargo, ¿cómo podemos lograr que esta tríada funcione más allá de los estereotipos que rodean a la Inteligencia Artificial? La IA puede ser un cambio de juego en lo que respecta a la creatividad, ya que puede eliminar estereotipos.
La IA, con su velocidad de procesamiento de datos y su capacidad predecible, puede ser una herramienta valiosa al liberar tiempo y recursos creativos. Es por ello que, la IA puede encargarse de tareas automatizables, permitiendo que los creativos se concentren en la verdadera esencia de la creatividad.
Si bien puede parecer que la Inteligencia Artificial ha surgido repentinamente en nuestros tiempos, es importante recordar que sus raíces se remontan a la década de 1930, cuando Alan Turing ideó la prueba para evaluar la capacidad de una computadora para “aprender”.
Desde entonces, la IA ha evolucionado de ser una mera herramienta a convertirse en un fenómeno cultural que permea nuestra sociedad. Por ejemplo, el Chatbot impulsado por IA ChatGPT, atrajo a un millón de usuarios en solo cinco días, un logro que Instagram tardó casi tres meses y Netflix casi cuatro años en alcanzar. Aunque, cabe destacar que la influencia de la Inteligencia Artificial se extiende mucho más allá de este ejemplo.