La inteligencia artificial (IA) ha surgido como una fuerza disruptiva que promete reformar las economías de todo el mundo. A medida que los ingresos producidos por las máquinas autónomas aumentan y el valor de la mano de obra disminuye.
Gracias a su capacidad para procesar grandes cantidades de datos, aprender de los patrones y tomar decisiones inteligentes, la Inteligencia Artificial generada encierra un enorme potencial para revolucionar diversos sectores, aumentar la productividad e impulsar el crecimiento económico.
La Inteligencia Artificial (IA) a menudo se considera como la próxima tecnología de uso general con un uso rápido, penetrante y de largo alcance en un amplio número de sectores industriales. La característica principal de la nueva tecnología es permitir nuevas formas de producción que puedan aumentar la productividad. Mientras, solo unos pocos estudios han investigado los probables efectos de la productividad de la IA a nivel de empresa, presumiblemente debido a la limitada disponibilidad de datos.
Sin embargo, a medida que nos adentramos en esta era transformadora, resulta crucial considerar cuidadosamente tanto las oportunidades como los desafíos que la IA representa para la población. Cabe destacar que la tecnología de la IA ofrece varias características clave que pueden repercutir significativamente en nuestras economías, tales como:
Mayor productividad y eficiencia. La capacidad de la IA para automatizar tareas repetitivas y aumentar las capacidades humanas puede suponer un aumento sustancial de la productividad.
La IA tiene el potencial de impulsar la producción económica global mediante la agilización de procesos, la optimización en la asignación de recursos y la mejora en la toma de decisiones. Los algoritmos basados en IA pueden procesar grandes cantidades de datos y generar información valiosa para mejorar la toma de decisiones.
A medida que la IA mejore su capacidad para realizar una amplia gama de tareas cognitivas, muchos tipos de trabajos de carácter cognitivo podrán automatizarse en las próximas décadas, sobre todo a medida que siga disminuyendo el costo de implementación y mantenimiento de los algoritmos.
Fuentes: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0167268123001531